martes, julio 04, 2006

Consumidores o consumibles

Cierta vez alguien me dijo algo que se me quedó grabado al rojo en mi frágil memoria: “En esta sociedad de consumo en la que vivimos los compradores no somos consumidores sino consumibles”.

Esta aseveración surgida de un rato de charla agradable entre unos amigos, en torno a unas tazas de café y unas pastas no ha dejado de darme vueltas en la cabeza desde aquel día.
Así cada vez que me asomo al escaparate de nuestra afición esta frase parece venir a mi mente retumbando como los truenos de una lejana tormenta. Y sus ecos resuenan una y otra vez en mi cabeza: eres un consumible, sólo usar y tirar, compra, compra, compra …..

Esto es algo que ocurre en casi todos los ámbitos de nuestra sociedad de consumo, pero parece ser que es en nuestra afición donde toma un carácter superlativo.

Cuántas veces no hemos escuchado que tal o cual fabricante ha inventado, o más bien descubierto porque inventar se inventa poco, el remedio definitivo contra algunos de los males que nos acechan a los aficionados a los acuarios.

Esta afición nuestra esta plagada de imanes mágicos, pulimentos maravillosos y aditivos hinchados con agua destilada.

Conocidos es de todos el escándalo que hubo hace unos años en los USA con una de las líneas de aditivos mas punteras en aquel momento. Decían sus fabricantes que eran la formula mágica que llevaban a nuestros corales a cotas de crecimiento y salud insospechadas. Pero cuando un científico independiente encargó una analítica completa del producto resultó ser poco más que agua sucia, ensuciada con algunas trazas químicas.

Pero no creáis que estas cosas sólo pasan al otro lado del charco. Ni tan siquiera penséis que pasaban hace unos años y que hoy ya no pasan. Aquí, a este lado del charco, en nuestro propio país tenemos líneas de productos que dejan mucho que desear.

Tenemos imanes mágicos que claman por medio de algún extraño proceso de alquimia en eliminar todos los subproductos del metabolismo de los habitantes de nuestros acuarios. Y como buen producto de la alquimia solo elimina los subproductos nocivos. Eso sí, es alquimia moderna avalada por no se qué productos cerámicos patentados por la NASA.

También tenemos pulimentos mágicos que se aplican a los cristales y desaparecen durante años las malditas algas. Eso sí, previa advertencia en las instrucciones del producto sobre la total eximente de responsabilidad de posibles daños producidos a los futuros habitantes del acuario tratado con el producto. Bueno de este producto tan novedoso, al menos podemos decir ya que no afecta al ciclado del acuario ya que las ultimas noticias apuntan a que las cianos si que salen en los cristales. Quedamos a la espera de que se vaya completando el ciclo para ver si es igual de efectivo contra las algas verdes y las algas calcáreas.

Qué decir de algunas baterías de aditivos. Parece mentira que unos productos que podían considerarse casi como veterinarios (al fin y al cabo son para el uso con animales), no tengan la obligación de indicar en sus prospectos la composición química de los mismos. Muchas de las veces sólo compramos un compuesto químico francamente económico diluido en una gran dosis de agua destilada y empaquetado con un envoltorio algo mas atractivo que las espartanas etiquetas de los botes de Panreac. Eso sí, en todo este proceso su precio es engordado en el orden de unas 20 o 50 veces. Pero claro está, hay que sufragar los gastos de I+D de los fabricantes. Porque claro, al comprar estos productos no se nos exige sólo el acto de fe sobre su composición y por tanto su eficacia, sino que también se nos presupone una contribución más que cuantiosa al conjunto del I+D de la acuariofilia marina.

Ya de las piezas de alta tecnología como los reactores de calcio, pantallas HQI, enfriadores, etc. mejor ni hablamos, porque no deja de asombrarme cómo puede ser tan costoso el acoplar una bomba, de otro fabricante, a unas piezas de PVC y algún trozo de metacrilato.
¿Cómo es posible que una reactancias unos metros de cable, unos perfiles de aluminio y unas placas de aluminio pulido puedan costar 10 veces más que los mismos componentes destinados a iluminar un jardín o una obra?.

¿Por qué una serie de placas de aluminio cortadas según un patrón y acopladas a un casquillo (léase Lumenarc), han de valer un precio tan desorbitado?. Vale que son geniales reflejando la luz pero, francamente, no entiendo por qué “bueno” ha de estar reñido con “barato”.
En esta época, que aprieta el calor, vemos cientos de ofertas de aparatos de aire acondicionado. Hay bombas de calor y frío con capacidad para reducir en 12 grados la temperatura de nuestro acuario y cuestan menos de 400.00 €. Eso con la instalación del técnico incluída, que al precio que está la mano de obra hoy en día, no es nada desdeñable.

Pero de todo lo que uno ve, de todas las mentiras que rodean este mundillo, las que de verdad hacen más daño son aquellas encaminadas a convencernos de la necesidad de comprar determinados componentes para el correcto funcionamiento de nuestro acuario. Parece ser que existe una corriente generalizada entre fabricantes e importadores que consiste en crear en el aficionado la necesidad imperiosa, casi compulsiva, de comprar unos productos de un coste elevadísimo y de una dudosa necesidad para el buen funcionamiento de su acuario.
Llega esta tendencia al punto que hoy por hoy, cuando entras en algún foro en Internet y lees las naturales dudas de algún novato que pretende iniciarse en la afición sobre su nuevo proyecto. Siempre la lista de material necesario para llevarlo a buen puerto, está compuesta por algún que otro adorno comercial de elevado coste y más que discutible necesidad para el correcto funcionamiento de su futuro acuario.

Pero si malo es esto, peor es ver cómo se lanzan los tiburones a morder la carne tierna y jugosa del novato. Respondiendo vehementemente en los foros para convencerlos de la necesidad imperiosa de colocar ese y otro producto más en su futuro acuario para que dicho proyecto llegue a buen puerto. Es realmente alucinante cómo unas u otras líneas de productos son encumbradas o vilipendiadas sin otro aval que la opinión experta de alguna parte interesada.
A mí, personalmente todas estas cuestiones me dan mucha tristeza. Tristeza porque este hobby que algunos amamos con verdadera pasión no acaba de despegar. No acaba de despegar porque con estas técnicas comerciales agresivas sin escrúpulos de ningún tipo y dignas de la peor de las teletiendas sólo le dan una lectura al futuro aficionado: dinero, dinero, más dinero.
Casi todo el mundo ve esta afición como algo desmesuradamente caro. Esto es cierto hasta el punto que si uno hiciera caso a todos los consejos gratuitos que se nos dan y empleara el dinero necesario para ello, estaríamos a la altura de otras aficiones como la hípica de alto nivel o de la náutica con yates de 15 metros , por poner algún ejemplo. Al menos en el plano económico. Si además, a esto le sumamos los hinchados precios de la mayoría de los productos pues cada vez es más fácil entender que seamos media docena de frickies los que seguimos con los acuarios marinos.

Es cierto que esta afición es cara. Eso, desgraciadamente suele pasar con todas las aficiones. No conozco ninguna que no sea francamente cara. Incluso leer buenas novelas es caro hoy en día. Pero, ¿por qué hay esa necesidad de hacerla mucho más cara?. ¿Por qué hay que inflar las cifras en los precios de los productos?. ¿Por qué hay que comprar toda esa tecnología y además pagarla a precio de oro?.

Me pregunto yo dónde estaban estos señores hace 15 años cuando se mantenían acuarios en este país con filtros seco húmedos y fluorescentes T8. Cuando había poca roca viva y no teníamos tantos controladores, autómatas, reactores, dosificadores, etc… Dónde estaban estos señores en la década de los 70 cuando en Alemania se mantenían acuarios que serían la envidia de muchos de nosotros hoy en día.

Es cierto que la tecnología ha mejorado y que ha permitido ampliar el abanico de los seres vivos que somos capaces de mantener con éxito en nuestros modestos acuarios. Pero el problema es que la tecnología buena, la que nos es útil y necesaria, viene envuelta en capas y capas de tecnología absurda e innecesaria.

Es correcto que alguien puede, libremente montar su sistema con la tecnología más puntera, con todo tipo de controladores y automatismos, incluso conectarlo a un ordenador para tenerlo completamente monitorizado. Pero también es cierto que esto debería ser una elección libre del aficionado y no una imposición desde determinados púlpitos clamando como la única solución factible para el éxito de un acuario.

Señores, ya está bien de tomarnos por tontos. Yo no quiero ser un consumible, quiero ser un consumidor, consecuente y bien informado. Quiero tener la libertad para poder disfrutar de un acuario marino sin la amenaza del fracaso si no paso por el aro de gastarme unas cifras escandalosas de dinero.